Observador Ciudadano ®
Porque solo Fox redujo la pobreza
Jorge G. Castañeda
Los datos del Coneval sobre la
pobreza en México han suscitado muchos comentarios. La mayoría se centra en el
desastre nacional: la enorme cantidad de mexicanos que viven en condiciones
inaceptables, evitables y perdurables. Se concluye que todos los gobiernos,
desde López Portillo, le han fallado a México: no redujeron el número de
pobres, medidos más o menos de la misma manera. Pero un dato, reseñado por
algunos comentaristas, me llama la atención; contradice esta conclusión
lapidaria. Cito a dos colegas: Juan Pablo Becerra-Acosta, en estas páginas, y
Sergio Sarmiento, en Reforma:
“Primero revisemos el concepto oficial de
pobreza de ingresos: la población cuyos ingresos se encuentran por debajo de
las líneas de bienestar mínimo... De acuerdo con datos de Sedesol, al concluir
el gobierno de López Portillo, en 1982, 55 por ciento de la población yacía en
pobreza por ingresos. Al terminar el gobierno de De la Madrid, en 1988, 53 por
ciento de la población estaba en esa situación. Al final del gobierno de
Salinas, en 1994, el porcentaje era de 52%. Al cerrar el sexenio de Zedillo, en
el año 2000, la cifra fue de 53%. Al culminar el sexenio de Fox, en 2006, fue
de 42%. Al acabar el sexenio de Calderón, en 2012, fue de 51%. Ahora, casi a la
mitad del sexenio de Peña Nieto... la pobreza de ingresos ha vuelto a subir
hasta 53%... Salvo el periodo de Fox, en el que descendió 10 puntos
porcentuales... llevamos más de 30 años en que las políticas públicas no son
eficientes (en) este rubro...”.
“El indicador más básico y de más largo plazo
que publica el Coneval, el de evolución de la pobreza en ingresos, muestra un
enorme aumento de la pobreza general, de 52% a 69% entre 1994 y 1996. A partir
de entonces hubo un descenso hasta 2006, cuando se alcanzó una cifra de sólo
42%. Volvió a crecer hasta llegar a 53% en 2014”.
Hay dos posibles explicaciones
del logro de Fox. La primera es Progresa u Oportunidades. El programa de Gómez
de León y de Levy arranca en 1997, pero toma vuelo hasta el año 2000; la
cobertura con Fox se duplica entre 2001 y 2006, alcanzando a 5 millones de
familias. El primer impacto es el decisivo; la continuidad asegura que no haya
retrocesos, pero incide menos en las estadísticas.
La segunda es que, a pesar de la
recesión de 2001, Fox fue el único presidente desde Díaz Ordaz (y EPN, hasta
ahora) en no padecer una crisis económica mayúscula, interna o externa. Eso
pinta, y mucho. Allí están los datos, y un esbozo de explicación. Mil perdones,
colegas comentócratas
Extradiciones: ¿somos
iguales?
Jorge G. Castañeda
Reforma divulgó minutas de
encuentros entre funcionarios del gobierno con sus homólogos norteamericanos,
celebrados entre 2013 y 2015, a propósito de las extradiciones. Resultan de
gran interés los documentos, probablemente filtrados por las autoridades de
México como respuesta al reproche implícito de Washington: si nos hubieran
entregado al Chapo, no se hubiera fugado. Revelan la combatividad de los mandos
mexicanos y su desconocimiento de EU.
Las tesis mexicanas para
justificar el desplome en el número de extradiciones a EU en 2013 y 2014 se
reducen a dos reclamos. 1) una vez extraditado un narco mexicano, Washington
pacta con él, en algunos casos lo transforma en testigo protegido, en otros
reduce su sentencia a cambio de información, la cual no comparte con las
autoridades mexicanas. Todo indica que esto es cierto, y que el principal
exponente de esta postura, Murillo Karam, tenía razón. 2) el reclamo del
embajador Medina Mora se refiere a las solicitudes mexicanas de extradición, en
particular de supuestos delincuentes de cuello blanco. Si EU no nos los envía,
no les mandamos a nuestros narcos. También parece cierta. Ambas tesis descansan
en la idea de una simetría entre los dos sistemas de administración de
justicia. Tú respetas los fallos del proceso judicial mexicano, no haces tratos
con los extraditados ni menos aún buscas información que luego compartimentas.
Yo te entrego a mis narcos en los plazos y condiciones que yo decida. En esto
somos iguales, como lo somos también al solicitarte yo la extradición de
empresarios o profesionistas acusados en México. Tú los entregas porque nuestra
justicia es tan transparente, eficaz y “justa” como la tuya. Eric Holder, el
anterior procurador de Justicia de Obama, es un auténtico progresista
americano.
Habrá sabido del estropicio de
Rápidos y Furiosos o no, se vea obligado en ocasiones a defender la pena de
muerte (no a aplicarla), es alguien para quien la idea de que el estado de
derecho mexicano y el norteamericano son equivalentes es absurda. Mandar a un
mexicano de cuello blanco a su país de origen para ser juzgado es mandarlo al
infierno. No puede aceptar la tesis de la simetría, aunque jamás se atreva a
rechazarla ante sus colegas mexicanos.
Nuestros valientes representantes entablaron
un diálogo de sordos, más sordos que nunca, ya que nuestro sistema judicial se
encuentra más desacreditado que nunca, y su acendrado priismo no les permite
decir otra cosa: somos iguales porque nuestras leyes son iguales, y nuestra
justicia tan respetable como la suya.
Ronda Uno y camisa de fuerza
Jorge G. Castañeda
Los decepcionantes resultados de
la Ronda Uno encierran varias explicaciones. Una parte corresponde a la mano de
Dios: los precios internacionales del petróleo, y otra a la del hombre: los
errores y el optimismo desmesurado de los funcionarios encargados de la
operación.
El gobierno ha tomado en cuenta
la trampa conceptual en la que pudiera caer —pero que no va a suceder— de
echarle demasiado la culpa a la mano de Dios. Si todo el magro desenlace
proviene de esa mano, existe el riesgo de que ésta persista. Es decir, si los
precios del petróleo siguen caídos o se desploman aún más debido a la llegada
de cargamentos iraníes, en las siguientes rondas las mismas causas surtirán los
mismos efectos.
Ahora bien, si la proporción es más o menos
mitad y mitad, importa corregir los posibles errores de cálculo u optimismo.
Quienes saben de esto ya han subrayado las razones que explicarían el bajo
número de bloques otorgados: pedir demasiadas garantías de inversión, elevar en
exceso la “toma fiscal” de Hacienda, licitar primero los bloques menos
atractivos, guardando the best for last. Pero quizás haya un problema más
interesante detrás. Ex directores de Pemex me han explicado que la reforma
energética de EPN descansaba en una premisa central: Pemex se iba a reformar, a
volver más competitiva, transparente y eficiente gracias al cambio del entorno
o del contexto. Mayor competencia interna a través de la licitación de bloques,
mayor competencia externa a través de la participación en operaciones fuera de
México obligaría a Pemex a reformarse. La reforma no preveía un cambio interno
porque vendría por añadidura. No era absurdo el planteamiento pero quizás no
haya sido tan acertado.
Hace seis años, Aguilar Camín y
yo propusimos, junto con muchos más, que la reforma energética debía centrarse
en dos aspectos: permitir la inversión privada minoritaria, como accionistas, y
la salida a Bolsa de Pemex, tanto en México como en NY, para obligar a la
paraestatal a transformarse. Por razones técnicas y políticas, la gente no
entendería que hubiera accionistas extranjeros, aunque fueran minoritarios —se
desechó esta idea que seguramente fue vista como una ocurrencia de dos neófitos
en la materia—. Hoy no sé si nuestra idea siga pareciendo tan absurda, y si la
alternativa que se escogió se vea como la más genial de todas. Hoy, que la
reforma energética puede funcionar, pero atrayendo muchísimos menos recursos
que los previstos e imponiéndole a Pemex una transformación mucho menor que la
esperada, tal vez nuestras ocurrencias no eran tan absurdas.
"El Chapo", EU y el tercer hombre
Jorge G. Castañeda
La especulación de la semana
pasada se confirma: EU solicitó la extradición de El Chapo Guzmán, aproximadamente
una semana antes de su fuga. La PGR —coladera de indiscreciones desde tiempos
inmemoriales— lo sabía. Es probable que Washington solo formalizara su petición
después de haberla conversado informalmente, aun sin embajador de EU en México
y sin embajador de México en EU. Quizá el Departamento de Estado dudaba que
México aceptara, pero anhelaba alguna certeza de que los papeles serían
recibidos. Tras la salida de Murillo parecía factible.
A finales de julio, tres
influyentes personajes del gobierno de EPN se reunieron, por separado, con un
pequeño grupo de empresarios, en la que puede considerarse la primera pasarela
de la sucesión presidencial de 2018. Según algunos, Videgaray, Osorio y Nuño
causaron una impresión muy superior a la de su imagen pública. Pero uno, el
secretario de Gobernación, tal vez se excedió al revelar que ya venía la
solicitud de extradición y que se había decidido entregar a Guzmán. Esto pudo
haber contribuido a la decisión de El Chapo de huir; obviamente no originó la
construcción del chapotúnel, cuyos prolegómenos se remontan a la compra del
predio donde comenzó la excavación en 2014. También puede haber contribuido la
decisión de ayudarle, por parte de alguien cuya identidad desconocemos y cuya
existencia no está comprobada, pero que podría explicar lo que sucedió. Si
tanta gente sabía del inminente inicio del procedimiento de extradición, es
posible que entre los enterados figurara un mexicano, externo al círculo
gobernante, a quien no le convenía la extradición. Esta hipótesis es
conspirativa, pero encierra una dosis de verosimilitud. La escuché a una
persona cuyo propio destino se encuentra indirectamente vinculado a El Chapo, y
me pareció perspicaz.
EPN es pragmático para negar la
extradición durante año y medio por razones de nacionalismo ramplón. Ha pensado
desde hace tiempo que al país le conviene más conservar a los narcos en casa,
donde se puede tratar con ellos y “administrar” su prisión, que mandarlos a EU,
donde el narco preso pierde el control de sus negocios y México el de sus
confesiones. Pero supuse que otra razón para no entregarlo consistía en evitar
que contara —o inventara— historias que involucraran a personajes mexicanos de
gran relieve. De existir estos últimos, temerían las consecuencias de la
extradición, y harían lo imposible para evitarla. La mejor manera de impedirla
era... con la fuga de El Chapo.
Jorge G. Castañeda
En el caso de la Presidencia, no
hay cena, comida o desayuno donde no se afirme que el presidente Peña Nieto le
atribuye a Ebrard la filtración sobre la casa de su esposa, denunciada por
Carmen Aristegui el año pasado. Huelga decir que no tengo la menor idea si es
cierto que eso piensa EPN, ni mucho menos si eso hizo Ebrard. Pero tanta saña
federal en su contra podría explicarse de esa manera. También se repite ad
náuseam que Miguel Ángel Mancera no le perdona dos pecados a Ebrard: apoyar a
otro candidato para sucederlo, y haber tratado de cercarlo o dominarlo cuando
Mancera se le impuso. De nuevo, imposible saber si es cierto, pero no carece de
sentido la sospecha.
Como Ebrard conserva a algunos
—pocos— amigos, de vez en cuando alguien fuera de su círculo de aliados lo
defiende; nadie más. Quizás esto sirva de escarmiento a los defensores activos
—o pasivos por calladitos— de la justicia política en México. Gastón Azcárraga
vive en Nueva York —sin tobillera electrónica y pudiendo desplazarse por todo
el país, pero sin salir de EU, ni volver a México, para ver más que
ocasionalmente a sus hijos—. Elba Esther Gordillo languidece en el Hospital
para Reos del Sur del GDF, mejor quizás que Santa Martha, peor que en su casa.
Ebrard pasará el resto del sexenio en Francia. Los casos jurídicos contra los
tres son patéticos; los políticos, inmejorables.
Quizá Ebrard debió haber pensado
en eso al guardar silencio cuando detuvieron a Elba, y cuando decidió no
visitarla una sola vez en la cárcel. O tal vez no debe preocuparse: va a ser
más agradable visitarlo a él en París, que a ella en Tepepan.
Miguel Hidalgo, legalidad flexible
Jorge G. Castañeda
Vivo en Polanco desde 2002, en la
calle de Tres Picos, una de las más bellas de México, en un departamento
amplio, en una calle silenciosa. Hasta hace poco. Tres predios en las esquinas
de Rubén Darío, Lord Byron y Tres Picos se fusionaron en uno, y un
desarrollador y una inversionista utilizaron uno de los terrenos mejor ubicados
y quizás más valiosos para construir departamentos. Estiraron al máximo los
límites de la legalidad, pero durante más de tres años los vecinos impedimos lo
que parecía un despropósito: varias torres de 30 pisos en una zona de difícil
acceso.
La llamada legalidad en el DF es
“flexible”. Qué se puede construir, con qué uso de suelo, con qué capacidad de
estacionamiento, es algo discrecional en manos de las autoridades
delegacionales, Seduvi, jefe de Gobierno, etcétera. Después de una larga
batalla con los vecinos, propietarios del predio y desarrolladores obtuvieron
el permiso para construir una torre de 30 pisos dando a Rubén Darío, y dos de
tres pisos a Lord Byron y Tres Picos. Se suponía que esto respetaría distancias
entre edificios colindantes y demás criterios impuestos por la autoridad al
otorgar las licencias.
Siempre me pareció de mal gusto
por parte de esta gente que talaran árboles de más de 50 años, y que se
propusieran hacer todo sin consultar con los vecinos, sino únicamente
negociando y apalabrándose con ellos. Finalmente fue lo que se decidió y
parecía que las cosas iban por un camino legal más o menos acordado. La obra
lleva parada más de un mes. La razón aparente es que las promesas no han sido
cumplidas. No se trata de una torre de 30 pisos, sino de dos; no de dos torres,
sino de cuatro de tres pisos; no ciertas distancias con las construcciones
aledañas, sino otras. Otra vez estamos ante una legalidad aleatoria.
No sé si desarrolladores y dueños
sobornaron a las autoridades pasadas y presentes. En un mundo ideal eso no
sucedería; en la Ciudad de México y la delegación Miguel Hidalgo parece difícil
que suceda de otra manera. Espero que la nueva delegada revise los proyectos
entregados, las licencias otorgadas y la construcción existente.
Supongo que la obra seguirá
parada un buen tiempo. Espero que su costo aumente exorbitantemente; que
quienes compraron por adelantado, a 10 mil dólares el metro cuadrado, demanden
a los vendedores por no entregar a tiempo; que vecinos y autoridades se
mantengan y hagan lo posible por detenerlo. Entiendo que algo se tiene que
construir ahí: uno de los predios más atractivos del DF no puede permanecer
baldío. Pero también creo que conviene ser más cuidadosos.
No griego
Jorge G. Castañeda
La aplastante victoria del No en
el referendo griego plantea un serio problema para los acreedores y socios de
ese desdichado país, pero también para sus gobernantes. Los primeros insinuaron
—en ocasiones más bien advirtieron y de manera explícita— que el No implicaría
la salida del euro; los segundos prometieron que el No obligaría a un nuevo y
mejor acuerdo de rescate, de menor austeridad y mayor reducción de la deuda.
Ambas afirmaciones eran falsas, y ahora va a salir el peine, bien cochino, por
cierto. No es concebible la salida griega del euro por una sencilla razón, que
encierra varias explicaciones más complejas. El regreso al drachma —corolario
ineluctable de la salida— implica la destrucción de activos e ingresos de la
sociedad griega en dimensiones desconocidas en el mundo desde Weimar:
pensiones, deudas, ahorros, contratos. La analogía no es mía: el ministro de
Economía (no de Finanzas) de Francia instó ayer a sus colegas a no imponerle a
Grecia un nuevo Tratado de Versalles. El caos sería inmanejable, en el flanco
sur-oriental de Europa: frente a Siria, Turquía, la ribera sur del
Mediterráneo, los Balcanes al norte y Putin al acecho en Moscú. Pero tampoco
puede Bruselas darle la razón a Siriza, a Tsipras y a 60% de la sociedad griega
que se niega a aceptar un ajuste brutal, sin duda, pero inevitable. El
precedente para otros países hoy o mañana —y los habrá— es demasiado peligroso.
Una nueva renegociación de la inmensa deuda griega ayudará a la larga, pero el
recorte fiscal, la extensión de la edad de retiro, el aumento de impuestos, la
venta de activos públicos —la austeridad semigermana— seguirán vigentes durante
un buen tiempo. Los europeos del norte, tan sujetos a su democracia como los
griegos a la suya, no podrán prestar o regalar más dinero sin dolorosas y
enormes concesiones de Grecia y de su coalición gobernante. Aquí yace un
pequeño prietito en el arroz para todos los admiradores de Tsipras y la llamada
izquierda de Grecia, desde Podemos hasta Nicolás Maduro pasando por Cuba y La
Jornada. Siriza tiene mayoría en el parlamento gracias a su alianza con Griegos
Independientes, un partido antisemita y xenófobo; logró la constitucionalidad
del referendo gracias al apoyo de Amanecer Dorado, un partido neonazi. Se trata
de una izquierda muy peculiar, que prometió el oro y el moro, y ahora tendrá
que ceder en el oro, para cumplir su promesa no tan tácita del moro: que el
rechazo a la austeridad no implica la salida de Europa.
Ayotzinapa: expertos,
DH y fuerzas armadas
Hasta el 2000, con excepciones,
los sucesivos gobiernos de México rechazaban o solo aceptaban el escrutinio
externo en materia de derechos humanos. Zedillo tuvo un desafortunado encuentro
con ONGs en París, que le costó su empleo al entonces embajador Jorge Carpizo;
Salinas movilizaba a sus amigos en EU para neutralizar denuncias a su gobierno
por violaciones a los derechos humanos y se negó a incluir cualquier cláusula
democrática o de DH en el TLCAN, a diferencia de Zedillo, que sí la aceptó en
el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea. Eso cambió con Fox, que
siguió la política contraria: suscitar el mayor escrutinio externo posible, tanto
de ONGs como de organismos multilaterales, incluyendo los comités de expertos
de la ONU en Ginebra y de la OEA en Washington. Calderón dio marcha atrás a la
mitad del camino, volviendo a la vieja tesis priista de que esos asuntos solo
incumben a los mexicanos; Peña Nieto ha permanecido en ese medio camino,
primero con cierto éxito, ahora con incomodidad.
Sergio Aguayo ha reseñado los
tropiezos autoinfligidos por el gobierno en sus reacciones ante
pronunciamientos críticos del Consejo de DH y de los Comités de Ginebra sobre
Tortura, Desapariciones Forzadas, del Departamento de Estado, de los
antropólogos forenses argentinos, y ahora del grupo de expertos nombrado por la
CIDH para investigar las desapariciones de Ayotzinapa. En estos casos se le ha
hecho bolas el engrudo; el último puede ser el más complicado. Los expertos han
pedido conversar con los militares del 27 Batallón en Iguala. Sus
interlocutores oficiales han dado largas, sin negarse, pero el paso del tiempo
ha agudizado las tensiones.
Todo indica que, detrás de los
clásicos legalismos o “leguleyismos” del gobierno ante la solicitud, yace una
renuencia de la Sedena para permitir dicho encuentro. Sin cuestionar ni conocer
los motivos del Ejército, es evidente que el régimen se paralizó frente a una
división de intereses burocráticos. Los expertos fueron invitados por EPN;
México sufraga sus gastos y trató de que los dirigiera una figura confiable
(Sergio García Ramírez o Diego Valadés); Segob y SRE saben bien que sin
encuentro con los acuartelados del 26 de septiembre, el informe no solo no
cumplirá su propósito —brindar credibilidad a la “verdad histórica”— sino que
resultará contraproducente.
Las fuerzas armadas no parecen
dar su brazo a torcer. Los Pinos está donde debe estar —en medio— pero se está
tardando en arbitrar. Quizás les sirva un poquito de contexto.
@JorgeGCastaneda
@JorgeGCastaneda
Etiquetas: @JorgeGCastaneda, @ObservadorC, #Ayotzinapa, #México, #ONU #TLCAN #OEA, información, Jorge G. Castañeda, noticias, observador ciudadano, www.observadorciudadano.com
Obama en caballo de hacienda
Jorge Castañeda
29-06-2015
Para muchos dentro y fuera de
Estados Unidos, Barack Obama ha sido un enigma: gran candidato, espléndido
orador, presidente pensante, y primer
mandatario ineficaz. En lo interno y externo, hasta hace poco, destacaban más
sus frustraciones que sus escasos éxitos en el intento por adecuar la menguada
fortaleza de la Casa Blanca en Washington y en el mundo a un entorno complejo y
hostil. Ya no.
Esta última semana y media ha
sido la mejor de sus seis años y medio en la presidencia. Logró triunfos
merecidos, los unos, y ajenos pero asimilables los otros, en retahíla. Obtuvo,
después de una primera derrota humillante, la autorización para negociar sin
enmiendas (“fast-track”), acuerdos comerciales importantes en el Pacífico y el
Atlántico. Por segunda ocasión, venció en la Suprema Corte a la oposición
republicana y ultra-conservadora a su reforma del sistema de salud
(“Obamacare”); ya parece improbable que incluso un sucesor republicano pueda
revertir la joya de la corona de su mandato.
La misma Suprema Corte, en una
fallo histórico, autorizó los matrimonios del mismo género en toda la Unión
americana, mostrando como opinión pública, estados y poder judicial marchan de
la mano cuando las instituciones funcionan. Ciertamente, Obama llegó tarde a
los matrimonios gay, pero llegó; pudo reivindicar la sentencia como suya, y los
grupos LGBT en Estados Unidos no se lo regatean.
Mañana concluye el plazo –que
será extendido- para finalizar las negociaciones (dirigidas por EU) entre Irán
y el P6 con el propósito de llegar a un convenio para enterrar el capítulo
militar del programa nuclear iraní. Si John Kerry y sus colegas ministros de
relaciones logran destrabar los últimos obstáculos -inspección sin previo aviso de sitios
militares, ritmo de levantamiento de sanciones, tiempo de “break-out” del
programa civil al programa militar al cabo de diez años, Obama podrá anunciar
un acuerdo que pasará a la historia.
Por último, pronunció uno de los
mejores discursos de su administración: la oración fúnebre para los nueve
muertos de Charleston, en la iglesia Emanuel, cercana a él y a su esposa desde
hace años. Pudo tratar de nuevo el tema del racismo, sin las ataduras
–psicológicas más que políticas- de su primer período, ya como en su campaña de
2008. Escribí hace algunos años que Obama podía ser un presidente negro o
progresista, pero no ambas cosas; había tenido razón hasta ahora, pero empiezo
a perderla. Que bueno. Para un
presidente fallido o “lame duck”, no está mal.
@JorgeGCastaneda
Etiquetas: @BarackObama, @JorgeGCastaneda, #México, http://www.observadorciudadano.com