Los
pasos de López
Jorge G.
Castañeda
El gobierno cambió en 180
grados su postura ante la dramática crisis venezolana. Tomó cartas en la
liberación de los presos políticos en ese país y en las múltiples crisis que lo
agobian. En una decisión que no puede proceder más que de la Presidencia, la
SRE y el presidente del PRI decidieron recibir a Lilian Tintori y a Antonieta
López, esposa y madre, respectivamente, de Leopoldo López, el principal preso
político de Venezuela.
Después de dos años de
pasividad desde el encarcelamiento de López, y de un año previo de complicidad
con las violaciones a los derechos humanos y las embestidas contra la
democracia en Venezuela por parte de Nicolás Maduro, y al término de seis años
de una pasividad semejante del gobierno de Calderón, Peña Nieto y Claudia Ruiz
Massieu resolvieron dejar atrás, por lo menos en este caso, las trasnochadas
ideas de no intervención y de miedo a Chávez y a Maduro.
Me explico. A los priistas
no les cuesta trabajo hacerse de la vista gorda ante las violaciones a los
derechos humanos o a los ataques a la democracia en otros países. A los
panistas enpriisados como Calderón y su equipo de relaciones internacionales
tampoco. A esa inclinación natural, o chip priista, en el caso de EPN se sumó
un verdadero pavor ante la posibilidad de que Maduro activara los círculos
bolivarianos en México contra la reforma energética. Era un temor infundado;
también temer una respuesta venezolana sobre Ayotzinapa era de escasa
importancia. El hecho es que este temor y esa vieja creencia gobernaron la
postura mexicana hacia Venezuela.
Tintori y Antonieta López
tuvieron una visita a México exitosa y plural, entrevistándose incluso con el
presidente del PRD, Agustín Basave; el presidente perredista del Senado, Miguel
Barbosa, y hasta con el senador Mario Delgado, miembro de Morena. Después de
varios intentos del propio Leopoldo López, de su esposa y de María Corina
Machado de venir a México y entrevistarse con las autoridades, esta vez
hablaron con media humanidad y lo hicieron muy bien. Deben darle seguimiento,
reparando quizás una pequeña omisión, culpa de quien les organizó la visita: el
encuentro con Jesús Zambrano, presidente de la Cámara de Diputados.
Ruiz Massieu ha buscado
darle relieve a los temas de género. No sé si la Cancillería sea el lugar
adecuado, pero su encuentro con la esposa del preso político más conocido de AL
tuvo connotaciones importantes de género. Un encuentro con la bloguera cubana
Yoani Sánchez también lo tendría, no solo en materia de género, sino también en
derechos humanos.
El gobierno de Peña Nieto
difícilmente podrá remediar su historial interno en esta materia. En el plano
externo, sí.
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