Pemex
y Aramco
Jorge G. Castañeda
El desplome
del precio del petróleo ha afectado al país de varias maneras. Impactó en las
finanzas públicas, a pesar de las coberturas compradas con oportunidad y
destreza de Hacienda. También en la balanza comercial: aunque el crudo ya no es
lo que era en nuestras exportaciones, la caída de volumen y precio del crudo
afecta las cuentas externas. Y desde luego el derrumbe daña enormemente a
Pemex, cuyas finanzas hoy se ven mermadas.
Pero quizás
el impacto más serio radique en el significado para la reforma energética. Abro
dos breves paréntesis. En 2013 el gobierno de EPN tomó una decisión
estratégica, supongo que muy consciente y ponderada, de buscar inversión
privada nacional y extranjera en yacimientos mexicanos, solos o con Pemex, pero
no en Pemex.
A
diferencia de lo que muchos propusimos desde 2009, a saber, la salida de Pemex
a bolsa, optaron por buscar su reforma cambiando su entorno, no el
funcionamiento interno de la paraestatal. Creo que esta decisión se tomó por
dos motivos: uno, el bajo valor de sus activos en aquel momento; evaluación
acertada pero que no previó que tres años después ese valor sería infinitamente
menor; y dos, no abrir el flanco a la crítica de la "privatización",
ya que la venta de una parte minoritaria de las acciones en la bolsa mexicana y
de NY hubiera implicado eso, no solo inversión extranjera en hidrocarburos en
México. Pero esa decisión hacía depender la transformación de Pemex de su
entorno, y éste depende del éxito de la reforma energética, que hoy es severamente
cuestionado.
Todo indica
que por la caída de los precios el gobierno se va a ver obligado a posponer,
por lo menos hasta mediados de 2017, la fase siguiente de la ronda 1 de
licitaciones, en aguas profundas. Los recortes inmensos de gastos de inversión
de las grandes empresas petroleras en el mundo significan que haya escaso
interés a estos precios por iniciar enormes inversiones en México, aun si las
condiciones jurídicas fueran ideales (que no lo son necesariamente).
El segundo
paréntesis tiene que ver con lo que informó The Economist a propósito de la
intención de Arabia Saudita de lanzar una IPO de Aramco, la empresa petrolera
más grande del mundo, nacionalizada por los saudís desde los años 70 y que les
permitiría recaudar más de 100 mil mdd en la bolsa de Riad, Londres o NY. Esta
decisión no está tomada, pero según la revista se antoja cada día más probable.
Aparentemente ante la caída del precio los saudís sí se atreven a salir a
bolsa, para mejorar sus finanzas, y para modernizar a la empresa, restarle
opacidad, darle transparencia, rendición de cuentas y mejores prácticas.
México y
Pemex no lo hicimos cuando se hubiera podido, aunque en condiciones para nada
idóneas. Ahora dependemos para transformar a Pemex de una reforma energética
que probablemente será pospuesta uno o dos años. Son las consecuencias del
entorno externo y del conservadurismo interno.
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